Nunca sabré quién recortó burdamente un fragmento de periódico --- que contiene la historia en breve de cómo compuso Vicente Riva Palacio la letra de la canción satírica "Adiós Mamá Carlota" en julio de 1866, en Huetamo, Michoacán--, dobló en cuatro el recorte y lo puso, inopinadamente, entre la página 954 y la página 955 del tomo 14 de la "Historia de Méjico" ("desde sus tiempos más remotos hasta nuestros días") de don Niceto de Zamacois, editada en Barcelona y Méjico, por J. F. Parres y Compañía, en 1880.
Hice el hallazgo esta mañana, cuando buscaba información de otra índole (acerca de López de Santa Anna) entre los 20 tomos de la historia de Zamacois, que heredé de mi padre, quien la heredó de mi abuelo indirectamente tras varios años en que ese tesoro bibliográfico estuvo en posesión de mi tía, única hermana de mi padre.
Quien haya hecho este recorte de periódico...
para atesorarlo o tal vez para consultarlo después, no sólo lo recortó tan mal que no permite deducir de qué periódico se trata (por la tipografía sospecho que es "Excélsior"), ni la fecha de publicación (conjeturo, por los fragmentos que pueden leerse de un manifiesto en el reverso, donde se quejan airadamente del productor cinematográfico Gregorio Walerstein, que sería en los años 60 del siglo pasado), ni quién es el autor del breve recuento histórico (usual en los periódicos del siglo pasado), sino que lo puso en el lugar equivocado, ya que debió ubicarlo en el tomo 18-A de la historia de Zamacois, específicamente en donde el bilbaíno (historiador que emigró a México en 1840, quien fue además periodista, novelista y poeta; autor, por cierto, de la letra de la famosa canción "La golondrina", que aún suele cantarse con motivo de sentidas y hasta lacrimosas despedidas), narra, a partir de la página 478, cómo desaparecieron de pronto "todas las risueñas esperanzas que había acariciado por espacio de dos años el emperador Maximiliano" ya que Napoleón (en realidad Luis Napoleón o Napoleón III) iba a retirar sus tropas sin cumplir la convención firmada en Miramar y ello dio a lugar a que la emperatriz Carlota el 5 de julio de 1866 detuviera la mano de Max, antes de que este redactase su renuncia al trono, persuadiéndole de que ella, Carlota, intentaría "por sí misma, el arreglo de las difíciles cuestiones que, una vez vencidas, como esperaba conseguirlo, afianzarían de una manera inquebrantable la monarquía en Méjico".
Para ese fin, Carlota emprendería de inmediato viaje a Europa, zarpando de Veracruz en el vapor Emperatriz Eugenia.
Ilustra esta narración de Zamacois la lámina que retrata a la emperatriz Carlota (atribuida por los editores a "reputados artistas") y que copio aquí:
Y esto enlaza con el recorte de periódico, tantas veces citado, que cuenta lo siguiente: "Hallándose el general don Vicente Riva Palacio en la población de Huetamo, Michoacán, comiendo en la casa en que se alojaba, llegó un emisario que le entregó una comunicación. El general poeta quitándose las gafas, leyó el papel con profunda atención, volvió a doblarlo y ante la intensa expectación de sus compañeros de mesa, continuó la comida hasta rematarla con sabroso café de Uruapan, pero sin referirse al contenido de la correspondencia recibida.
"Una vez despejada la mesa, levantóse el general, y ordenando a su secretario que llevara pluma y papel, comenzó a dictarle de un tirón, la irónica canción..."
Sí, "Adiós Mamá Carlota", que es una "burlesca poesía" (dice el anónimo periodista del dichoso "suelto" del periódico) acerca de la partida de la emperatriz parodiando la "famosa" (entonces, supongo) composición "Adiós a México" de Rodríguez de Galván.
De hecho, los cuatro primeros versos de la cancioncita burlona son los mismos que los de la canción seria y dicen:
Alegre el marinero
Con voz pausada canta,
Y el ancla ya levanta
Con extraño rumor.
Pero a continuación Riva Palacio empieza la chunga:
La nave va en los mares,
Botando cual pelota,
Adiós Mamá Carlota,
Adiós mi tierno amor.
De la remota playa
Te mira con trizteza
La estúpida nobleza
Del mocho y el traidor.
Los versos satíricos se publicaron de inmediato en un periodiquillo llamado El Pito Real que se editaba en Huetamo, Michoacán, bajo la dirección del mismo general y poeta Riva Palacio.
El Pito Real era una publicación que circulaba entre los chinacos del Ejército del Centro y levantaba sus ánimos en la lucha contra el imperio de Maximiliano y en favor de la República. Se trataba de una publicación furiosa y satírica que solía burlarse (con poco comedimiento, por cierto) de los conservadores (los cangrejos) y de "mochos y traidores". De ahí que hay quien conjetura que el verbo "pitorrear" (pitorrearse) nació como una extensión del título del periódico satírico.
Aunque en realidad el Pito Real es un pájaro: Picus viridis de la familia Picidae y también conocido en Europa como "carpintero verde". Aquí se los presento:
Y tan, tan...esta historia se acabó...o casi. Sólo me resta comentar, con extrañeza, que mi abuela materna, Paz, cantaba eso de Adiós Mamá Carlota, con la letra un poco cambiada...Empezaba así:
Adiós Mamá Carlota,
Narices de pelota....
Con eso bastaba para que los nietos nos partiéramos de la risa. Y ya no recuerdo más.
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