Por cortesía del Gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King, este sábado podemos jugar lo que él mismo bautizó como un sudoku para economistas.
La ocurrencia del sudoku para economistas la hizo pública King el pasado 19 de enero en la Universidad de Exeter, en un interesante discurso acerca de la crisis financiera y económica global 2008-2009 y de las “soluciones” para evitar una repetición de la calamidad (el discurso de King puede encontrarse en este vínculo).
¿De dónde surge este sudoku? Para King, en el origen de la crisis, amén de otras causas, está una “falla” del equilibrio global entre países que producen más de lo que consumen (China sería el mejor ejemplo) y países que consumen más de lo que producen (Estados Unidos sería el mejor ejemplo). En este juego de equilibrios inestables o estallidos inminentes (estas denominaciones son mías, no de King), los países ahorradores crecen a tasas muy altas gracias a que cada vez le venden más a los países deficitarios quienes, a su vez, pueden seguir comprando los productos de los países ahorradores gracias a que éstos últimos atesoran sus excedentes financieros prestándoles recursos, a tasas muy bajas, a los países deficitarios.
De ahí surge el sudoku para economistas: King construye una sencilla tabla de tres filas por tres columnas que contiene los datos para 2008, de demanda interna, saldo comercial neto y PIB para el mundo, dividido en dos conjuntos de países: Los de altas tasas de ahorro y los de bajas tasas de ahorro, así como los totales de las columnas. Tenemos entonces nueve datos interrelacionados.
El total del saldo comercial neto (dato de la segunda columna, tercera fila) debe ser siempre cero; la suma de los superávit de los ahorradores es siempre igual a la suma de los déficit de los consumidores. A su vez, los totales de demanda y de PIB (primera columna, tercera fila; tercera columna, tercera fila) siempre son iguales.
Dice King que si ambos grupos de países quieren incrementar su PIB para lograr el “pleno empleo” y el grupo de ahorradores mantiene su objetivo de superávit comercial, es imposible que el grupo de consumidores disminuya su condición deficitaria.
El sudoku funciona por ese cero forzoso en el saldo comercial global. Fréderic Bastiat en el siglo XIX mostró la estupidez de la obsesión por los superávit comerciales: la única forma en la que todos los países pudiesen tenerlos al mismo tiempo sería destinar las “exportaciones” al fondo del océano.
Es fácil decir que “la solución” sería que los países deficitarios (cigarras) empiecen a consumir menos y ahorrar más, a la vez que los países ahorradores (hormigas) empiecen a consumir más y ahorren menos.
Lo que ya no es tan fácil es que todas las partes accedan a ello. Por eso King señala que, más que de técnica económica, la solución al problema parece ser de arte político entre las naciones.
Para los países ahorradores disminuir sus saldos superavitarios significa frenar su crecimiento o encontrar un modelo fincado en un mayor consumo interno que les permita crecer a las mismas tasas, pero ¿por qué cambiar y correr el riesgo, pienso en China, lo que al parecer les ha funcionado de maravilla?
Sin embargo, para Europa o Estados Unidos el cambio “en la dinámica del juego” es obligado. Sudoku o no, tenemos un serio problema.
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